viernes, 10 de enero de 2020

PENÉLOPE: TEJEDORAS DE SUEÑOS IV, 2020

Nombre soplado al aire arrastrando la última vocal de otro nombre,
expulsado en un caos de encajes de letras que dan la espalda a la playa
y después, el cercado de las islas hacinando de ecos las tardes.
Ocasos como puñales. Vísperas de espera,
amaneceres rompiendo su perseverante odisea de hilvanes.
Su viaje son los delirios.
Cose su secundaria soledad a la epopeya de sirenas y Polifemos
mientras naufraga bordando un manto de aquiescencia de destino,
mortaja de sus días, cárcel de sus noches,
segmentando periodos entre lo hecho y lo rehecho en un cómputo sin hazañas.
Teje su nombre unido a otros, entrecruza engaño con engaño,
cada gesto un sol, un mundo, ágiles dedos de frontera,
una vuelta: un sueño creado, otra: un sueño afianzado;
con las sombras, el enredo de los sueños frustrados.
La caligrafía escuálida de su parco significado ha aprisionado su imagen estática,
reinando milenios de castidad, gasa y rueca.
Costurera de esperas, no de épica.
Constriñendo  los atados dedos al rutinario hilado, en estatuario mantra de evasión.
y monótonos los pensamientos los va enriqueciendo de secretos.
Así las hebras colgadas de sus yemas parecen un talismán,
acogido porque trabajan su infierno y sus frases,
le infesta de visiones, fiebre y sangre.
Así, inmóvil, Penélope vive el vértigo del misterio, la vorágine del vértigo.
En gineceo de témpano, prisión de su piel deshace sudario y muere anhelos,
se ha hecho vieja en el recuerdo y se ha hecho eterna,
obediente zurcidora de otras vidas.
TEJEDORAS DE SUEÑOS IV, 2019. Cerámica, esmalte, hilo, tul y malla metálica. Medidas 67 x 53 x 39 cm


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