miércoles, 25 de octubre de 2017

EL OLOR DEL TIEMPO I, 2017

Saber que irse es sin rastro ni sombra,
aunque se hubieran batallado las posiciones con rotundidad,
disputándole al camino la cordura.
Aunque se le robara al trayecto el viaje y la odisea escribiese el regreso.
Aunque se le hubiera guerreado al mar los oleajes de desventura,
llevando el blanco como estandarte y el luto como desánimo.

Saber que las treguas contra el mito quedarán
abandonadas en infértiles posturas yacentes.
Que el orondo ulular de los territorios habitados
se perderá en las silentes bocas, náufragas de la palabra.
Que huérfanos serán los espejos de reflejos de vanidad,
vencidos por imágenes en santuarios profanados.

Saber del recorrido errático de destino estéril,
sin haber llegado al recodo imposible de pernoctar,
sin la ebriedad del descenso, sin pliegues, sin conclusiones,
sin que en las yemas temblasen los colores,
ni se ordenase con caos el espacio,
apenas secreteando la rutina.

Saber cómo alimentará el olvido nuestras vértebras,
cómo leves en anécdotas purificarán el ambiente familiar,
ganarán unas horas todas las voces y las lágrimas,
un tiempo serán testigo de ofrendas y plegarias. Eternamente,
hacinarán tibios almacenes donde varará la infinitud del olvido.
EL OLOR DEL TIEMPO I, 2017. Cerámica, esmalte, cuerda. Medidas variables, 272 X 36 ancho X 28 alto.  Formada por 60 vértebras y 24 flores. Flores 16 x 33 x 27 cm.

martes, 3 de octubre de 2017

PENÉLOPE: TEJEDORAS DE SUEÑOS I, 2017

MEDIDAS 1.35 X 51 X 25 cm

Nombre soplado al aire arrastrando la última vocal de otro nombre,
expulsado en un caos de encajes de letras que dan la espalda a la playa
y después, el cercado de las islas hacinando de ecos las tardes.
Ocasos como puñales. Vísperas de espera,
amaneceres rompiendo su perseverante odisea de hilvanes.
Su viaje son los delirios.
Cose su secundaria soledad a la epopeya de sirenas y Polifemos
mientras naufraga bordando un manto de aquiescencia de destino,
mortaja de sus días, cárcel de sus noches,
segmentando periodos entre lo hecho y lo rehecho en un cómputo sin hazañas.
Teje su nombre unido a otros, entrecruza engaño con engaño,
cada gesto un sol, un mundo, ágiles dedos de frontera,
una vuelta: un sueño creado, otra: un sueño afianzado;
con las sombras, el enredo de los sueños frustrados.
La caligrafía escuálida de su parco significado ha aprisionado su imagen estática,
reinando milenios de castidad, gasa y rueca.
Costurera de esperas, no de épica.
Constriñendo  los atados dedos al rutinario hilado, en estatuario mantra de evasión.
y monótonos los pensamientos los va enriqueciendo de secretos.
Así las hebras colgadas de sus yemas parecen un talismán,
acogido porque trabajan su infierno y sus frases,
le infesta de visiones, fiebre y sangre.
Así, inmóvil, Penélope vive el vértigo del misterio, la vorágine del vértigo.
En gineceo de témpano, prisión de su piel deshace sudario y muere anhelos,
se ha hecho vieja en el recuerdo y se ha hecho eterna,
obediente zurcidora de otras vidas.