MATERIA DE BARROS. RUTH LODEIRO, ESCULTURA : agosto 2021

martes, 24 de agosto de 2021

GÉNESIS II, 2021

ORIGEN II

De allí se parte con la heredad de los silencios,

vaciando el límite en el alba irredenta,

narrándole otras secuencias a la palabra

subyugada a la voz de la memoria.

De allí se parte sin sombra, vértigo a vértigo,

la urgencia escrita, con segundos sin cordura,

encrespados, rotos, imposibles siempre,

amaestrados, custodiándose a sí mismos,

encarcelados en la carrera de daño y conclusión.

Después se querrá retener el sueño primigenio

en la ilusión de la pureza del verbo,

engendrando uno nuevo, denso, espeso, contenido,

momentos sin tiempo, concéntricos, cerrados, conclusos

ilusión que arropará el futuro

en el prístino rubor de los días serios.

GÉNESIS II, 2021. Cerámica, tul y madera. Medidas 27 x 14 x 9 cm

domingo, 1 de agosto de 2021

MI EQUILIBRIO VERSUS TIERRA, 2021

QUE NADIE TE DIGA (II)

Que nadie te diga cómo, entre las flores,

el primigenio olor del plástico,

seminal del siglo, corrupción de los verdes
en campos de polímeros monocromos,

mímesis los colores enrejados en jardines postizos,

como sucedáneos de edenes vaciados,

cuando una luna postiza ilumina los ángulos

del escuálido árbol redentor de las letras,

con palabras que aprenden monosílabos,

sobornos de ecos crepusculares entre púrpuras,

como memoria de fotografías,

como evocación de un sol

que no recorre los mismos bosques,
fantasmales sombras calcinadas.

Que nadie te diga que

podrás posarte en la canícula suspendida,

porque tendrás las plantas arañadas por las fisuras de la tierra

y dejarás un níveo rastro de desierto,

una estrechez de pasos,

una insistencia en fronteras circundadas,

una exigua marcha hacia la nada

en carreteras que nunca serán rutas,

cuando la floresta se vence infestada de alquitrán

en horizontes corrompidos por celdas de hormigón,

como panales dulcificados con mieles de promesas,

como zumbidos de repetición

en horas vigiladas de la vigilia urgente.

Al unísono, todos, todos, todos,
los mismos sueños.

EQUILIBRIO VERSUS TIERRA. Mascarillas recicladas e higienizadas, poliestireno, hilo. Medidas 100 x 40 x40 cm.

El viaje fragmentado, vendido a la irrupción de intensos lapsus, dando paso a desiertos, erráticos territorios que devienen en locura. Mitos cerrados que nos concluyen en la acritud del argumento escrito. Territorios castrados, la perfección inexistente, irregularidad en la planicie de la existencia, la mácula, la perturbadora ensoñación. Esforzadas subidas de breve cenit, entrañas simuladas, adentro, oculto quietud y miedo, espásticas de descensos dantescos. Posesiones que nos justifican y construyen, heredades que nos pernoctan, conexiones irreales que nos desacreditan, acoplamientos forzados de límpida apariencia. Sinuosidad de lo que fuimos, de lo que somos, de lo que sin duda nunca fuimos y quizás seremos, ser sin saberse o horrorizarse de haberlo hecho. Abandonarse con el pulso extinto y la verdad codiciada. Enredos, caos en una materia aparentemente lineal, secuencia interrumpida por marañas que vencen y desestabilizan la pieza; la ensucian, la debilitan, la rellenan, la embellecen. Sueños cosidos a la realidad, noche añadida a la vigilia, nudos e hilvanes sustentos que permiten la continuidad. Horror vacui. Elementos postizos que destrozan el equilibrio, similitudes en espacios ficticios, procesos inacabados, finales abiertos, finales dramáticos, mito heredado, asimetría o perfección perforada. Hilo conductor extra-corpóreo, versatilidad en las posiciones, intercambiables, suprimibles, mimetismo, accesorios superfluos que ocultan la desnudez, fragilidad del contrapeso.

Acoplamientos deconstruidos, engranajes forzados que impostan lo real, tímidos ensamblajes de incrustaciones temporales, tiempo, más tiempo acumulado en abarrotadas dimensiones de vórtices.

Corazas para habitar la felicidad después de desprendernos, defensas perturbadoras del silencio y del ritmo.

Círculos heridos, óvalos distorsionados, esferas resquebrajadas, significado cíclico, principio y fin, inicio y término de irrupciones vitales. Búsqueda sin hallazgo, la odisea, sed de camino que resulta lastimado, sed de la pregunta, la duda.

Triángulos de trágico descenso, vértices de tres veces, ciudades cementerio, hormigueros, plano rectilíneo como obstáculo a lo diferente.

Óxidos y verdes de la convulsa tierra amamantadas de los postreros viajes, del límite oblicuo, de la frontera traspasada, en doma huidiza esclavitud al patrón.

Rojos de estertores del deseo, de la sangre que nos vivifica, pulsiones que nos adelantan, sufrimientos detenidos, el dolor.

Blancos de la pureza, de la salinidad, del desierto que se explaya, del ojo aquiescente, de silencios de palabras que derraman la verdad.

Azules de la soledad cósmica, de la intensidad, de la idea de libertad devenida.

La no existencia; el negro, lo oscuro, la privación, el retroceso que nos ancla, el deterioro, el anonimato eterno, ponderación entre los siglos y los nombres, las sombras.