jueves, 27 de noviembre de 2014

LAS LANZAS II 2014 ( "LO QUE HUBIERAN SIDO")


Hubieran sido historia en historia sepultada,
tierra sobre tierra comiéndose el fragmento,
en un eco perenne absorbida la secuencia de la secuencia.
Epidermis contra epidermis exprimiendo fronteras irreconciliables de otros orígenes,
en la rutina desbordando el vaho sin narrarse, habitados de monosílabos.
Cuerdas con cuerdas silentes circunscribiendo el paso al mutismo,
en las paredes, en los tapices hacinando un hueco perfecto,
oquedad rebosante de monstruos estampados en la luz, en la frase imposible.
Dos choques de brutales silencios.
Seco drama  cotidiano, deshaciendo la limpieza de lo imposible.

Historia en Historia sepultada.
El alba no era lugar para ellos.
Era la niebla su sitio.
Fueron niebla sobre niebla breve sin pronunciarse.
Fueron de la bruma disipada en la vastedad porque fueron de la simiente del rayo,
de diversos vientos brumosos habitados de rarezas,
de la patria caduca.
Eran del origen frustrado,
de marchitos episodios de visiones abstractas,
de la paz y de la guerra y de insurgentes realidades.
La niebla era su sitio breve, era el cerco y el reducto,
un tránsito efímero de idéntico destino.


domingo, 23 de noviembre de 2014

BESTIA DESTERRADA II 2014

BESTIA EN EL TEMPLO I
Llegaron los sabios y se les vio reír,
llegaron los sacerdotes y silenciaron tus palabras,
llegaron los hombres y algunos fueron poseídos por la codicia,
llegaron las mujeres mirando tu ojo y murmuraron,
llegaron los niños y no entendían,
y llegaron por fin los proscritos y te besaron.
En el templo tú no sabías, no obstante, aparecieron palabras púrpuras en tu boca
mientras las paredes rezumaban angustias seculares, sudando inquietudes primigenias.
Te expulsan, repelen tu presencia,
paladean cada dolor y cada palabra transida de dolor,

han visto en tus visiones que llevabas en tus iris a La Bestia incrustada,
gestando en tu garganta el canto iniciático.
Temieron tu voz apoyada en verbo,
agitando los muros que emanaban terrores ancestrales,
agrietando las frases que soportaban los cimientos,
el vértigo posado en las tapias que exudan pesadillas primitivas,

buscaste encerrada entre los párpados, bien adentro,casi oculta, la presencia,
llegando al centro mismo de tu ojo, hallando el centro mismo de tu ser.

Bestia va caminando el recorrido del hastío y del dolor,

la cabeza en sucesivas negaciones fuertemente la blande hacia las paredes
que transpiran historias milenarias de venganza,
lacera sus párpados para alcanzar la ceguera
y cada cicatriz se hace llaga en las palabras.

Bestia, que nunca perteneció al templo,
desatendió cuando llegaron aquellos que habitaban las tinieblas.
No fueron torpes, habían levantado los muros con sus hedores
y puritanos ocultaban la sangre de voluntades raptadas,
vestían lo oscuro, lo verdaderamente siniestro,
en los pliegues reservaban sus hazañas y conquistas
y en sus movimientos se vio que llevaban mutilada el alma,

mostrando en la mirada órbitas de desprecio,

pactando con los demonios el juego, la misma heredad del mal.

BESTIA DESTERRADA II

Bestia llevas la cabeza erguida portando el estigma del hundimiento,
ya el tiempo te prestará postizos mientras sigue eyaculando el silencio.
Huye, pese a que te supuren los recuerdos,
retírate del templo donde su último habitante dirige la última letra del infierno,
apacigua tus ojos hasta la repudia aunque muestren cicatrices que ofenden sueños
y arrastres en ellos un ataúd de recuerdos arrancados de la oscuridad de la Tierra.

Engéndrate. Centra el latido. Créate hasta denostar los nombres.
Tu lucha será el principio, las soledades sus combates.
No vaciles el último paso, deposita allí mismo tu iris engañado,
reconócete penitente de la nada y gana el camino que heredarán tus anhelos,
persigue otro confín carente de bordes, golpea allí otro mundo con tus yemas.
Regresa a la guarida, refugia allí tu aliento,
esculpe a brutales cinceladas la intangible realidad de tu ser.


BESTIA, TRÁNSITO Y DESTINO .III
No saber fue el destino de su viaje aunque conocer pareciera el fin,
la frecuencia inaudible era lo que persistía.
El tránsito era un no lugar, una frontera sin determinar,
el avance y el retroceso (la calma no se alimenta en la ruta).
La Tierra era la destrucción. La Tierra: lo único prohibido.
El páramo era el tránsito que silenciando los nombres no pudo contenerlos,
plegando su boca abasteciendo, íntimamente, siempre adentro.

Necesita impregnar el destino, marcar su territorio,
si ellos la pisan que reconozcan el olor de su furor.

Necesita dominar el abismo para reconocerlos cuando entren,
acechar la línea discontinua que la amaestró.

Necesita dejarse conquistar por una horda de futuros inciertos,
acunarse en un tiempo no combatido,
vaciar sus noches, desmemoriar sus días
y reinventar todos los instantes de los universos perdidos.

Necesita mostrarse con la frente destapada, sin pudor la letanía que perfora su piel.
Necesita reconocer en su cuerpo el ángulo del desierto en las entrañas replegadas.
Necesita reservar sarcófagos de palabras. Nada le nace ya,
únicamente lo yermo parece triunfar. La nada avanza entre sus dientes.
Necesita, en el ocaso, desprender de sus fauces toda la humanidad.

Medidas 24 x 34 x 19 cm

martes, 18 de noviembre de 2014

BESTIA EN EL TEMPLO II 2014

BESTIA EN EL TEMPLO I
Llegaron los sabios y se les vio reír,
llegaron los sacerdotes y silenciaron tus palabras,
llegaron los hombres y algunos fueron poseídos por la codicia,
llegaron las mujeres mirando tu ojo y murmuraron,
llegaron los niños y no entendían,
y llegaron por fin los proscritos y te besaron.
En el templo tú no sabías, no obstante, aparecieron palabras púrpuras en tu boca
mientras las paredes rezumaban angustias seculares, sudando inquietudes primigenias.
Te expulsan, repelen tu presencia,
paladean cada dolor y cada palabra transida de dolor,

han visto en tus visiones que llevabas en tus iris a La Bestia incrustada,
gestando en tu garganta el canto iniciático.
Temieron tu voz apoyada en verbo,
agitando los muros que emanaban terrores ancestrales,
agrietando las frases que soportaban los cimientos,
el vértigo posado en las tapias que exudan pesadillas primitivas,

buscaste encerrada entre los párpados, bien adentro,casi oculta, la presencia,
llegando al centro mismo de tu ojo, hallando el centro mismo de tu ser.

Bestia va caminando el recorrido del hastío y del dolor,

la cabeza en sucesivas negaciones fuertemente la blande hacia las paredes
que transpiran historias milenarias de venganza,
lacera sus párpados para alcanzar la ceguera
y cada cicatriz se hace llaga en las palabras.

Bestia, que nunca perteneció al templo,
desatendió cuando llegaron aquellos que habitaban las tinieblas.
No fueron torpes, habían levantado los muros con sus hedores
y puritanos ocultaban la sangre de voluntades raptadas,
vestían lo oscuro, lo verdaderamente siniestro,
en los pliegues reservaban sus hazañas y conquistas
y en sus movimientos se vio que llevaban mutilada el alma,

mostrando en la mirada órbitas de desprecio,

pactando con los demonios el juego, la misma heredad del mal.

BESTIA DESTERRADA II


Bestia llevas la cabeza erguida portando el estigma del hundimiento,
ya el tiempo te prestará postizos mientras sigue eyaculando el silencio.
Huye, pese a que te supuren los recuerdos,
retírate del templo donde su último habitante dirige la última letra del infierno,
apacigua tus ojos hasta la repudia aunque muestren cicatrices que ofenden sueños
y arrastres en ellos un ataúd de recuerdos arrancados de la oscuridad de la Tierra.

Engéndrate. Centra el latido. Créate hasta denostar los nombres.
Tu lucha será el principio, las soledades sus combates.
No vaciles el último paso, deposita allí mismo tu iris engañado,
reconócete penitente de la nada y gana el camino que heredarán tus anhelos,
persigue otro confín carente de bordes, golpea allí otro mundo con tus yemas.
Regresa a la guarida, refugia allí tu aliento,
esculpe a brutales cinceladas la intangible realidad de tu ser.


BESTIA, TRÁNSITO Y DESTINO .III
No saber fue el destino de su viaje aunque conocer pareciera el fin,
la frecuencia inaudible era lo que persistía.
El tránsito era un no lugar, una frontera sin determinar,
el avance y el retroceso (la calma no se alimenta en la ruta).
La Tierra era la destrucción. La Tierra: lo único prohibido.
El páramo era el tránsito que silenciando los nombres no pudo contenerlos,
plegando su boca abasteciendo, íntimamente, siempre adentro.

Necesita impregnar el destino, marcar su territorio,
si ellos la pisan que reconozcan el olor de su furor.

Necesita dominar el abismo para reconocerlos cuando entren,
acechar la línea discontinua que la amaestró.

Necesita dejarse conquistar por una horda de futuros inciertos,
acunarse en un tiempo no combatido,
vaciar sus noches, desmemoriar sus días
y reinventar todos los instantes de los universos perdidos.

Necesita mostrarse con la frente destapada, sin pudor la letanía que perfora su piel.
Necesita reconocer en su cuerpo el ángulo del desierto en las entrañas replegadas.
Necesita reservar sarcófagos de palabras. Nada le nace ya,
únicamente lo yermo parece triunfar. La nada avanza entre sus dientes.
Necesita, en el ocaso, desprender de sus fauces toda la humanidad.








domingo, 16 de noviembre de 2014

VÉRTEBRAS V 2014

Alimento del olvido; carne de dolor ayer, polvo mañana.
Estatuarias cicatrices que serán mudez.
Viajes inamovibles, divergencias en los vértices de miradas.
Palmas desiertas, vacías yemas que mundos moraron y sangraron.
Perpetuo ulular del silencio; eternos pobladores de lo infinito.
Restos óseos de la humanidad en la caverna.
Desprendimientos de la materia que un instante aparecen anudados a la imagen.
Sujetos con débiles hilos enmarañados,
apretados nudos que ligan a la realidad
Proceso de nacimiento, agolpamiento y cenizas.
Huesos del espinazo que nos sostienen,
articulados, acoplados, cosidos a la esencia en efímero tiempo.
Vértebras del tiempo que olvido yacerán.


miércoles, 5 de noviembre de 2014

INCRUSTACIÓN EN ROJO Y NEGRO 2014

Cuando en el vértice de una esquina languidece la indiferencia y en el otro no hay preguntas.
Cuando al alba amanecen labios agostados que no humedecen verbos y el eco ya no teje la prosodia.
Cuando las palabras se desclavan de la memoria y, de la llama, el rescoldo de la pira.
Cuando los sonidos no copulan con las frases y se eyacula el  mutismo, la voz secuestrada por lápida y mortaja.
Cuando aglomeraciones de silencios copan estrechos el aire y de las huellas los indicios son monstruos.
Cuando el nombre no eclosiona rotundo las vocales, ni sacude con la desidia de fonemas gastados.
Cuando ya no se pondera lo eterno, el vértigo se fuga  de la noche y se protege el reflejo de un espejo herido.
Cuando se intuye que  las palmas se hallarán vacías y que la pureza entorpece el aliento.
Cuando se sabe que la salinidad anegará el sueño y que nos habita un cuerpo y no un alma.
Cuando ayer fue enredado en penumbras que subían vientres hacinadores de los recuerdos, en la locura estática de un ritual elegíaco,
sombra de la palabra al agotamiento de la espera, un lento tiempo detenido.
Cuando el fuego ya no transforma la cimbreante inquietud de la atmósfera.
Cuando de lo pasado no queda apenas más que un latido y se desgaja la oscura infancia.
Cuando un intangible espacio organiza el miedo y apenas sucede más que el tiempo,
porque ya no hay dioses ni héroes que confundan infierno y magia.