Hubieran sido historia en historia sepultada,
tierra sobre tierra comiéndose el fragmento,
en un eco perenne absorbida la secuencia de la secuencia.
Epidermis contra epidermis exprimiendo fronteras irreconciliables de otros orígenes,
en la rutina desbordando el vaho sin narrarse, habitados de monosílabos.
Cuerdas con cuerdas silentes circunscribiendo el paso al mutismo,
en las paredes, en los tapices hacinando un hueco perfecto,
oquedad rebosante de monstruos estampados en la luz, en la frase imposible.
Dos choques de brutales silencios.
Seco drama cotidiano, deshaciendo la limpieza de lo imposible.
Seco drama cotidiano, deshaciendo la limpieza de lo imposible.
Historia en Historia sepultada.
El alba no era lugar para ellos.
Era la niebla su sitio.
Fueron niebla sobre niebla breve sin pronunciarse.
Fueron de la bruma disipada en la vastedad porque fueron de la simiente del rayo,
de diversos vientos brumosos habitados de rarezas,
de la patria caduca.
Eran del origen frustrado,
de marchitos episodios de visiones abstractas,
de la paz y de la guerra y de insurgentes realidades.
La niebla era su sitio breve, era el cerco y el reducto,
un tránsito efímero de idéntico destino.
El alba no era lugar para ellos.
Era la niebla su sitio.
Fueron niebla sobre niebla breve sin pronunciarse.
Fueron de la bruma disipada en la vastedad porque fueron de la simiente del rayo,
de diversos vientos brumosos habitados de rarezas,
de la patria caduca.
Eran del origen frustrado,
de marchitos episodios de visiones abstractas,
de la paz y de la guerra y de insurgentes realidades.
La niebla era su sitio breve, era el cerco y el reducto,
un tránsito efímero de idéntico destino.
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