lunes, 14 de julio de 2014

BESTIA EN EL TEMPLO I 2014


BESTIA EN EL TEMPLO I
Llegaron los sabios y se les vio reír,
llegaron los sacerdotes y silenciaron tus palabras,
llegaron los hombres y algunos fueron poseídos por la codicia,
llegaron las mujeres mirando tu ojo y murmuraron,
llegaron los niños y no entendían,
y llegaron por fin los proscritos y te besaron.
En el templo tú no sabías, no obstante, aparecieron palabras púrpuras en tu boca
mientras las paredes rezumaban angustias seculares, sudando inquietudes primigenias.
Te expulsan, repelen tu presencia,
paladean cada dolor y cada palabra transida de dolor,

han visto en tus visiones que llevabas en tus iris a La Bestia incrustada,
gestando en tu garganta el canto iniciático.
Temieron tu voz apoyada en verbo,
agitando los muros que emanaban terrores ancestrales,
agrietando las frases que soportaban los cimientos,
el vértigo posado en las tapias que exudan pesadillas primitivas,

buscaste encerrada entre los párpados, bien adentro,casi oculta, la presencia,
llegando al centro mismo de tu ojo, hallando el centro mismo de tu ser.

Bestia va caminando el recorrido del hastío y del dolor,

la cabeza en sucesivas negaciones fuertemente la blande hacia las paredes
que transpiran historias milenarias de venganza,
lacera sus párpados para alcanzar la ceguera
y cada cicatriz se hace llaga en las palabras.

Bestia, que nunca perteneció al templo,
desatendió cuando llegaron aquellos que habitaban las tinieblas.
No fueron torpes, habían levantado los muros con sus hedores
y puritanos ocultaban la sangre de voluntades raptadas,
vestían lo oscuro, lo verdaderamente siniestro,
en los pliegues reservaban sus hazañas y conquistas
y en sus movimientos se vio que llevaban mutilada el alma,

mostrando en la mirada órbitas de desprecio,

pactando con los demonios el juego, la misma heredad del mal.

BESTIA DESTERRADA II

Bestia llevas la cabeza erguida portando el estigma del hundimiento,
ya el tiempo te prestará postizos mientras sigue eyaculando el silencio.
Huye, pese a que te supuren los recuerdos,
retírate del templo donde su último habitante dirige la última letra del infierno,
apacigua tus ojos hasta la repudia aunque muestren cicatrices que ofenden sueños
y arrastres en ellos un ataúd de recuerdos arrancados de la oscuridad de la Tierra.

Engéndrate. Centra el latido. Créate hasta denostar los nombres.
Tu lucha será el principio, las soledades sus combates.
No vaciles el último paso, deposita allí mismo tu iris engañado,
reconócete penitente de la nada y gana el camino que heredarán tus anhelos,
persigue otro confín carente de bordes, golpea allí otro mundo con tus yemas.
Regresa a la guarida, refugia allí tu aliento,
esculpe a brutales cinceladas la intangible realidad de tu ser.


BESTIA, TRÁNSITO Y DESTINO .III
No saber fue el destino de su viaje aunque conocer pareciera el fin,
la frecuencia inaudible era lo que persistía.
El tránsito era un no lugar, una frontera sin determinar,
el avance y el retroceso (la calma no se alimenta en la ruta).
La Tierra era la destrucción. La Tierra: lo único prohibido.
El páramo era el tránsito que silenciando los nombres no pudo contenerlos,
plegando su boca abasteciendo, íntimamente, siempre adentro.

Necesita impregnar el destino, marcar su territorio,
si ellos la pisan que reconozcan el olor de su furor.

Necesita dominar el abismo para reconocerlos cuando entren,
acechar la línea discontinua que la amaestró.

Necesita dejarse conquistar por una horda de futuros inciertos,
acunarse en un tiempo no combatido,
vaciar sus noches, desmemoriar sus días
y reinventar todos los instantes de los universos perdidos.

Necesita mostrarse con la frente destapada, sin pudor la letanía que perfora su piel.
Necesita reconocer en su cuerpo el ángulo del desierto en las entrañas replegadas.
Necesita reservar sarcófagos de palabras. Nada le nace ya,
únicamente lo yermo parece triunfar. La nada avanza entre sus dientes.
Necesita, en el ocaso, desprender de sus fauces toda la humanidad.

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