lunes, 27 de junio de 2016

MARES I-VIII, 2016

MARES
Hay que haber hundido el rostro en la playa y a bocados triturar los futuros,
haber sido cuerpo castrado y haber batido la furia contra la espuma,
y haber jugado a sentir cómo se escapa de entre los dedos el tiempo de arena.
Hay que haber nadado fronteras de mares para  anclar el cuerpo nómada,
haber sentido la sal licuada en las venas, en cada trago vísperas del llanto,
y haber llegado el torso desnudo para vestir de soledades los azules.
Hay que haber adivinado cómo se ejecutaban en el horizonte los crueles destinos,
del destello púrpura guardar el rescoldo en el iris,
y haber estallado ese espacio dentro de uno mismo expandiendo el otro.
Hay que haber tenido un nombre que pasa rozando olvido y ayer fue materia,
haber conservado el rigor del recuerdo para negar el desplome
y haber  presagiado cielos derrotados que comprarán amaneceres.
Hay que haberse bebido los mares que  no devolverán ninguna primera vez,
haberse  dolido del alma mutilada hinchada de abandono,
y haber llorado la región del mar cosida al recuerdo
en el balanceo de las olas para no desgarrar la inocencia.



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