Saber que los nombres quedarán cerrados en la boca,
y que irse es, sin rastro ni sombra,
aunque se haya peleado al aire toda la intensidad de la inocencia.
(...)Saber cómo será vivir el anonimato eterno de nuestro nombre
cuando el pájaro abatido en la tierra negra arrastra las vocales,
lo que se roza mañana entre las yemas fue el infértil sacrificio
cuando en el vértigo había distancia(...)
cuando en el vértigo había distancia(...)
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