(...)En cuanto a ti, Gilgamesh, llena tu vientre,
vive alegre día y noche(...)
Partir sin que se aprecie la fuga, levantando un haz de inviernos letales
sutilmente encadenados al rancio deseo de pervivir(...)
sutilmente encadenados al rancio deseo de pervivir(...)
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